josé barea tejeiro

Laudatio
Es para mí un privilegio no exento de dificultad pretender en diez minutos glosar el extenso e impresionante currículum tanto a nivel personal, académico, de investigación así como profesional en el ámbito de las Administraciones y Empresas Públicas que a lo largo de su dilatada trayectoria de servicio al Estado, en el más amplio sentido de la palabra, ha desarrollado el ilustre Profesor D. José Barea Tejeiro, así que les ruego disculpen la seguras omisiones que cometeré en este empeño.
Nacido en Málaga de ascendencia gallega, hijo único de maestros y huérfano de padre a muy temprana edad y con una salud un tanto endeble, cursa sus tres primeros años de Bachillerato en el instituto de la calle Gaona de Málaga.
Buscando la recuperación de unas fiebres de malta se trasladó con su madre a Madrid por aquello de lo beneficioso que pudiera suponer un “cambio de aires” y ciertamente tuvo una rápida recuperación.
Corría por entonces el año 1936 en plena guerra civil con la capital, Madrid, situada y tras varias tribulaciones llegaron a Valencia donde logró continuar sus estudios de Bachiller en el Instituto Luis Vives y también de aquí las bombas hicieron que fuera evacuado a la ciudad en la que hoy nos encontramos, Alcoi, de la que guarda un entrañable recuerdo. De vuelta a Madrid obtiene finalmente el título de Bachiller en la posguerra.
Después de varias oposiciones ocupando distintas plazas en la Administración y alternando los despachos y la continuación de sus estudios en la Universidad, se licencia en Economía, obtiene el Doctorado en esta materia, mostrando ya en este periodo de tiempo su vocación por la enseñanza y la investigación.
Catedrático de Hacienda Pública en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma de Madrid, de la que fue también profesor emérito hasta los 80 años, ocupó simultáneamente puestos de gran relevancia tanto en la Administración como en algunas empresas públicas.
Don José Ángel Asiaín en el discurso de contestación al pronunciado por el Profesor Barea con motivo de su ingreso como académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1997, expresaba, y cito textualmente, lo que a mi entender sintetiza una buena parte de la personalidad del Profesor Barea:
“Recibir en la Academia a José Barea es, además, un acto de reconocimiento a la capacidad y a la constancia, a la fidelidad a sí mismo, de un economista que siempre tuvo vocación pedagógica, y que por ello se esforzó en aprender desde abajo, para poder enseñar desde arriba. De un hacendista curtido y minucioso, cuyos únicos señores fueron y siguen siendo, el Estado, la ética, el rigor y la equidad. De un profesor que cree en las virtudes de la investigación aplicada, y que se atreve a aplicar la investigación donde normalmente se aplica la rutina, o donde las inercias del pasado resultan insolentes.”
Sus investigaciones han alcanzado tal grado de excelencia, que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos, que el Profesor Barea es uno de los economistas españoles más reconocidos y referenciados tanto a nivel nacional como internacional, abarcando distintas líneas de investigación: desde la contabilidad pública y el presupuesto pasando por la protección social: pensiones, sanidad y servicios sociales, y finalizando con la economía social: cooperativas, mutualidades, asociaciones, fundaciones y otras entidades.
En todas ellas ha marcado su impronta, su sello personal, y algo muy importante para un profesor e investigador, ha sabido formar equipos y transmitir y orientar a los mismos la rigurosidad que él imprime a todos sus trabajos tanto en el fondo como en los aspectos formales.
No obstante, y pesar de su rigor, algunas de sus publicaciones relacionadas con las mencionadas líneas de investigación han provocado notables debates técnicos, políticos y mediáticos, en los que el profesor Barea se ha convertido en ocasiones en involuntario protagonista, si bien ha defendido con solvencia desde una elevada cualificación intelectual, derivada de su gran preparación, sus observaciones y propuestas y en especial la defensa de la cultura de la estabilidad económica en todas sus facetas.
El profesor Barea, como he señalado anteriormente, además de ocupar puestos relevantes en la Administración (Secretario de Estado de la Seguridad Social, Subdirector General de Inversiones en la Dirección General de Presupuestos, entre otros), también ha desempeñado con éxito cargos relevantes en la empres pública, entre otros ha sido Presidente del Banco de Crédito Agrícola, vocal de varios consejos de Administración, Consejero Delegado de Iberia, etc.
Ocupando el cargo de Consejero Delegado de Iberia, allá por los años 80, algunos de Uds. recordarán con añoranza, bajo la denominación, “Programa Puntualidad de Iberia”, consiguió algo verdaderamente sorprendente y aún hoy inaudito, que ese desafío fuese cierto, concienciando a todo el personal que integraba la compañía, llegando ésta a ser la primera aerolínea europea en puntualidad, lo cual condujo a que algunos clientes perdieran su vuelo y protestasen airadamente como se puso de manifiesto en algunos medios de comunicación.
Conocí personalmente al Profesor Barea en 1992, en el seno de CIRIEC-España cuando, junto al Profesor Monzón, dirigía la elaboración del “Libro Blanco de la Economía Social en España”, que constituyó un hito en el diagnóstico, análisis y conocimiento de este sector de la economía y en el que participé dentro del equipo del Profesor Juliá, en la parte correspondiente al cooperativismo agroalimentario.
Esta primera toma de contacto directo con D. José me permitió conocer tanto la maestría que transmite en sus apreciaciones sobre los distintos temas del pensamiento económico y, tal y como he referido en varias ocasiones, la rigurosidad que exige a sus colaboradores, exigencia que se aplica con toda vehemencia así mismo.
Posteriormente tuve la oportunidad, cuando fue Director de la Oficina Presupuestaria de la Presidencia del Gobierno, en la primera legislatura del ex presidente José Mª Aznar, de participar bajo su dirección junto a los profesores Monzón y Juliá, con otros destacados colegas, en una investigación que dio lugar a la publicación del texto “Los grupos empresariales de la Economía Social”, pudiendo comprobar su aprecio por este sector de la economía, no tan conocido como debiera, así como su constante preocupación por la financiación del estado del bienestar, ámbito en el que sus aportaciones han sido fundamentales, aunque no siempre bien recibidas por impopulares y cuya puesta en práctica, tal como se puede comprobar en la actualidad, hubiera supuesto un alivio a la difícil coyuntura económica en la que estamos inmersos.
Las reuniones las realizábamos en el complejo de la Moncloa, donde en ese periodo tenía su despacho, y recuerdo que daba la orden de no pasar ninguna llamada, excepto que se tratase del “Jefe”, que por cierto en una ocasión tuvo que desplazarse hasta el despacho del ex presidente, ante el reclamo de su presencia.
Cuando fue llamado a ocupar ese cargo, en 1996, el profesor Barea puso como condición poder seguir dictando sus clases de doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid. Los objetivos para los que fue llamado eran ni más ni menos que España cumpliera los requisitos exigidos en el Tratado de Maastricht (1992), para formar parte de la Unión Monetaria, los denominados criterios de convergencia referidos a la tasa de inflación, déficit, tipo de cambio y tipo de interés a largo plazo, su contribución a su cumplimiento fue determinante. Como muestra les recuerdo que el déficit se redujo del 7% al exigido del 3%.
Una vez cumplidos los objetivos, el profesor Barea solicitó ser relevado de su puesto, poniendo de nuevo de manifiesto que nunca ha pretendido ocupar un cargo o puesto para “servirse” sino por el contrario, para “servir”.
Hace 25 años que se constituyó CIRIEC-España con sede en la Universitat de València y el profesor Barea ocupa la Presidencia de la Comisión Científica, hecho que supuso el reencuentro con la sociedad valenciana y sus instituciones, específicamente con la UPV en donde participó en diversos Másteres impartidos en el Centro de Investigación en Gestión de Empresas, CEGEA, y pronunció varias conferencias, una de ellas con motivo del apadrinamiento de la primera promoción de licenciados de Administración y Dirección de Empresas en la Facultad de esta Universidad, en Valencia.
Llevar a cabo tan amplia trayectoria docente, investigadora y de servicio al país requiere un gran equilibrio emocional y éste sin duda se lo ha proporcionado su familia. En primer lugar su inseparable esposa Maite, su hija, hijo político y nietas. Permíteme que exprese un recuerdo emocionado para vuestra hija y admirada colega, Maite Barea (q.e.p.d.), que sin duda desde donde esté, se encontrará complacida por el acto que estamos celebrando.
Los méritos del profesor Barea han sido reconocidos por la sociedad. Basta considerar las numerosas condecoraciones recibidas, entre otras, la Gran Cruz del Mérito Civil, la Gran Cruz del Mérito Naval, la Gran Cruz del Mérito Militar, la Gran Cruz del Mérito Agrícola, la de San Raimundo de Peñafort, la Encomienda con Placa de Alfonso X el Sabio y la Legión de Honor Francesa.
Así mismo en 1998 recibió el Premio Rey D. Jaime I de Economía en la Comunidad Valenciana a propuesta, entre otras instituciones, de la Universitat Politècnica de València.
Desde el cariño y profunda admiración, darte las gracias querido Pepe por hacernos partícipes de tu amistad, generosidad y sapiencia.
Así pues, considerados y expuestos todos estos hechos, dignísimas autoridades y claustrales, solicito con toda consideración y encarecidamente ruego que se otorgue y confiera al Sr. D. Jose Barea Tejeiro el supremo grado de Doctor Honoris Causa por la Universitat Politècnica de València.