Inauguración Acto Magistrales

Benvingudes i benvinguts a este acte tan especial, tan nostre, tan carregat d’emoció i de sentit.

Quiero deciros que este es, sin duda, uno de los actos más gratificantes que tengo en mi actividad como rector, pero también como persona que se ha dedicado a la actividad académica desde hace ya casi 40 años.

Empiezo con una anécdota que me sucedió hace unos días, con motivo precisamente de este evento. Ojeando el innumerable número de correos electrónicos que podéis imaginar recibo, tratando de seleccionar y priorizar, uno de ellos atrajo mi atención al ver en el “asunto” la palabra MAGISTRALES. 

Lo abrí y comenzaba diciendo:

“es un placer tener un motivo tan precioso como este para escribirte, no sé si el mail llegará, en todo caso es un ejercicio bonito que perdurará en mi memoria”,

para más adelante añadir en referencia a su experiencia con el profesor en cuestión (uno de los premiados hoy, por cierto)

“A pesar de los años, digo que soy su "alumna" en vez de "Exalumna" porque cuando la formación adquiere la dimensión de educación, valores y amistad ¡eso no caduca!”

Esa alumna, hoy una persona que desarrolla con éxito indudable su actividad profesional, sigue viendo en su profesor a un referente vital. Y no es la única.

Por cosas así, puedo decir sin riesgo a exagerar, que hoy estamos conmemorando esa impronta (dicho en el mejor de los sentidos) que dejamos en nuestros estudiantes, en todas esas personas que pasan por nuestras aulas y espacios de aprendizaje, y que aprecian y recuerdan nuestra ayuda –quizás un grano de arena– en la construcción de sus proyectos de vida que abarcan lo profesional pero también lo personal. Lo digo por experiencia propia– lo he vivido con personas que pasaron por mis clases o a las que he dirigido trabajos académicos–, pero también por el testimonio que yo mismo podría dar de muchos profesores o profesoras que a mí mismo me motivaron, y que puedo decir que fueron determinantes para lo que ha sido mi trayectoria posterior en la vida. El maestro o la maestra, el profesor o la profesora, son además un ejemplo como personas paro los jóvenes que están explorando y descubriendo el mundo, y buscando su camino. Y en ocasiones también para los menos jóvenes.

Decía Nelson Mandela que “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. La educación además nos debe hacer “mejores personas” y para eso los docentes, y las instituciones educativas (que son personas organizadas), acompañamos el desarrollo curricular con otras actividades de debate, de información y de voluntariado que contribuyen a ello. Porque los docentes cuidamos además del alma de las instituciones en las que desarrollamos nuestra actividad.

Y eso podemos verlo con claridad en determinadas situaciones como pasó el pasado octubre cuando nuestra comunidad universitaria –como tantos otros grupos– se movilizó masivamente para ayudar a todas las personas terriblemente afectadas por la DANA de octubre, y todavía seguimos ahí, ayudando y asesorando con nuestras capacidades como universidad. Quiero destacar la movilización de miles de nuestros estudiantes que con total entrega acudieron a ayudar en tareas de limpieza, y canalizando también la entrega de materiales y suministros urgentes. Ayudaron a compañeros de la propia universidad (del orden de unas 4.000 personas de la UPV residen en zonas afectadas en mayor o menor medida), a vecinos, a desconocidos Y dentro del dolor, sufrimiento e impotencia que sentíamos esa generosidad generaba emoción y mucha esperanza. Nuestros jóvenes rompieron ese estigma de “la generación de cristal” y, muchos los llamamos “la generación de diamante”. En nuestra universidad las actividades de voluntariado estudiantil son una importante opción, que complementa un amplio abanico de complementos formativos que ofrecemos a nuestro estudiantado. Porque la formación de hoy se da en muchos aspectos que pueden ser fundamentales fuera de las aulas.

Se que cerca de 10 de los docentes hoy reconocidos procedéis de centros ubicados en esas zonas especialmente afectadas. Y que, a pesar de todo, habéis seguido enseñando, guiando e inspirando, ayudando a recuperar vuestros centros en muchos casos. Ese dato, por sí solo, ya añade más profundidad, si cabe, a este homenaje que hoy realizamos. Mi más sincera enhorabuena i tot el meu agraïment.

Hoy vivimos tiempos de cambios muy acelerados y de enormes incertidumbres. La inteligencia artificial, por referirme a algo muy concreto, se ha instalado en nuestras aulas, en nuestras conversaciones, en nuestras vidas  y ha venido para quedarse y transformarlo todo. Y debemos integrarla, entenderla, y aprender a usarla con responsabilidad. Ha sido una de las tecnologías que más rápidamente se ha adoptado, de forma prácticamente viral. Hemos de abrazarla y aprovecharla, pero con cautela y vigilantes por los aspectos éticos asociados a su uso, y los sesgos que sabemos pueden integrar las herramientas de IA generativa.

Y en un mundo como el que vivimos, donde por desgracia crecen las tensiones y las divisiones, actos como este nos recuerdan que lo más importante sigue siendo lo que compartimos: el deseo de aprender, de enseñar, de cuidar y de construir juntos. La educación crea comunidad. Y la comunidad es la mejor respuesta que tenemos frente al miedo o la fractura. No debemos olvidar por tanto que tenemos capacidad y una enorme responsabilidad –en este mundo de lo académico– para tratar de reducir tensiones y eliminar divisiones.

Y termino, a veces se dice que somos lo que recordamos. Que no hay futuro sin memoria, ni identidad sin los vínculos que nos construyen. Los profesores y profesoras que estáis aquí sois parte de ese vínculo. Habéis dejado en vuestros estudiantes no solo conocimientos, sino una forma de ser y de estar en el mundo. Y eso es lo que hace que este homenaje no sea un simple acto académico, sino un acto de gratitud. Y desde luego las personas somos también nuestras ilusiones y proyectos de vida, en donde desde el mundo de la educación tenemos mucho que aportar para contribuir a una mejor sociedad, a un mundo más justo, equitativo y sostenible.

Hoy os acogemos en esta casa como Magistrales y añado que además sois imprescindibles.

Gràcies de tot cor. 

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